Se estima que en el siglo XV, cuando gobernaba el Inca Túpac Yupanqui, el volcán Misti tuvo una de sus mayores erupciones de su historia. Cuando estas erupciones volcanicas sucedian en cualquier rincon del imperio, que como sabemos comprendio desde Argentina hasta la actual frontera de Ecuador y Colombia, los sacerdotes Incas ordenaban efectuar sacrificios humanos. Estos sacrificios humanos no eran frecuentes, como sucedia en el antiguo Mexico, sino que se realizaba ante un cataclismo natural, como en este caso la erupción de un volcan. Aquellos sacrificiones exepcionales eran conocidos como: Capacocha, que en español podria traducirse como "Obligación real".
Por mucho tiempo se creia que a diferencia de las culturas norteñas, los Incas no realizaban sacrificios humanos. Sin embargo en las ultimas decadas se han encontrado en la cima de grandes nevados, como en grateres de volcanes momias de niños sacrificados a los apus a fin de apaciguar sus iras. Debido a las condiciones climaticas, los cuerpos sacrificados de estos niños han permanecido casi intactos. Algunos de los mas importantes hallasgos son:
- La momia Juanita, fue encontrada en el volcán, ahora inactivo, de Ampato en Arequipa (1996).
- Los 3 niños Incas encontrados en la cumbre del volcán Llullaillaco en la provincia de Salta, Argentina (1999).
- El niño del Aconcagua, la montaña mas alta de las Americas, descubierto en 1985.
Todos estos sacrificios se realizaron como parte de la ceremonia de Capacocha. Un dato a tomar en cuenta es que tambíen se realizaba el sacrificio de niños cuando un Inca subia al trono imperial.
Hallasgo en el Misti
Hace 21 años, en 1998, Johan Reinhard -el descubridor de Juanita- y José Antonio Chávez, ambos codirectores del proyecto Santuarios de Altura, llegaron con un grupo de arqueólogos hasta la cima del volcán Misti, a los pies de la ciudad de Arequipa y encontraron dos tumbas dentro del cráter. Dentro del cráter del Misti, los investigadores hallaron los restos congelados de cinco niños y tres niñas, además de cerámica, objetos de oro y plata y de conchas spondylus, que confirmaban su origen Inca. En ningún otro lugar de las altas montañas andinas se ha encontrado hasta hoy a tantos seres humanos sacrificados como en el Misti.
Estos sacrificios podrian haber sido consecuencia de la ultima gran erupcion del Misti que documentaron los cronistas españoles cuando llegaron a la zona de Arequipa. El crónicas Fray Martín de Murúa, en sus libros: Historia del origen y genealogía real de los reyes incas del Perú y la Historia general del Perú, escritas a finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII respectivamente, detalla que el volcán Misti erupcionó violentamente durante el periodo de gobierno de Inca Yupanqui (1440–1470). La crónica refiere que: hubo en el distrito de Arequipa un espantable terremoto, precedido de un volcán que estaba tres leguas della. Empezó a lanzar tantas llamaradas de fuego y tan espeso y continuo, que la noche parecía día claro en las riberas del mar, y en todos los pueblos de alrededor. Pasados los días, el volcán se comenzó a cubrir de una nuebe (nube) tenebrosa y oscura, y cesó la claridad del fuego y la noche siguiente vino otro terremoto mayor que el pasado, cuyo ruido y temblor alcanzaba, todo el reino, y por el espacio de la noche nunca cesó el volcán de despedir de sí infinito rayos de fuego, y por cinco días continuos se fue prosiguiendo y con el fuego grañidísima hediondez de piedra, azufre y mucha cantidad de piedras y ceniza y truenos temerosos, que afirman los indios haberse oído hasta Chile y, esparcida la ceniza por los aires, fue llevada más de ciento cincuenta leguas…”.
Ante un cataclismo natural, como la erupción de un volcan los Incas reaccionaba sacrificando niños para calmar a los apus. En este caso todo hace creer que el hallasgo de un santuario en el Misti y el cuerpo de 8 niños encontrados en el crater se debe a este fenomeno natural que Fray Martín de Murúa narro en sus cronicas del antiguo Perú.
Cuatros de los niños recuperados en el Misti tenían alrededor de 6 años y uno tenía de 12 o 13 años. La edad del mayor era inusual, porque al ser púber ya se le consideraba impuro. Sin embargo, ese niño tenía una deformidad: las piernas muy curvadas. Este caso llama la atención, considerando que siempre los niños sacrificadores eran escogidos por su belleza fisica y la perfección de cuerpo, se entregaba a los dioses los mejores niños del imperio, no era una ofrenda de sangre, sino de vida a los apus protectores. La respuesta nuevamente se encuentra en las cronicas. José de Arriaga, autor de "La extirpación de la idolatría en el Pirú" (1621) señala para las ofrendas al dios Illapa (dios del trueno) se buscaba a personas golpeadas por un rayo o que tuvieran alguna anormalidad genética, cómo piernas curvadas o labio leporino.
En la tumba femenina había una niña de entre 9 y 11 años, y dos pequeñas de alrededor de 6. Junto a ella se hallaron collarines y prendedores de cobre y plata, tipicos de la era incaica, objetos personales que en vida usaron las menores.