La guerra que libraron las fuerzas españolas con los Mexicas (aztecas), los primeros para conquistar, y los segundos por resistir y contraatacar, no solo se libro en México-Tenochtitlan, sino en muchos otras zonas del actual México que no se aliaron a los españoles. Una de esos reinos que combatió a Cortes y los suyos es Zultépec (cerro de las codornices).
Las fuentes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) documentan que en este asentamiento, el cual se remonta al periodo Clásico Temprano (200-600 d.C.), fue capturada una caravana española que formó parte de la expedición de Pánfilo de Narváez, cuya encomienda era aprehender a Hernán Cortés.
Así lo han corroborado los hallazgos de los restos óseos de hombres, mujeres y niños españoles, negros y mulatos que formaron parte de ese grupo, además de un gran número de objetos de origen europeo que traían consigo.
“Ocho meses duró el confinamiento de la caravana, tiempo en el que los nativos los utilizaron en diversos ritos y ceremonias con el fin de pedir a sus deidades las fuerzas para poder fortalecer su mundo y su realidad. Parte de los individuos fueron ingeridos por los grandes señores del asentamiento, como una forma de transmutación de energía, no como alimento.
Los investigadores del INAH han descubierto evidencias del canibalismo que tuvo lugar en el pueblo de Zultépec-Tecoaque en 1520. El nombre Tecoaque, nombrado así posteriormente, significa "el lugar donde se los comieron" en lengua náhuatl.
Después de que los mexicas y sus aliados de Zultépec, sacrificaron y comieran a los sobrevivientes de la caravana de españoles y aliados de 1520, las fuerzas de Hernán Cortés tomaron represalias masacrando a mujeres y niños, que habían quedado en el poblado.
Según evidencias arqueológicas los habitantes de Zultépec intentaron ocultar las pruebas de sacrificios y canibalismo, cuando su ciudad fue sitiada por los españoles, arrojando a pozos los huesos de sus víctimas.
Los restos de estos rituales muestran que las cabezas de los prisioneros y de las prisioneras estaban colgadas en bastidores de calaveras o torres. El análisis óseo muestra que las mujeres tratadas de esta manera estaban embarazadas, un hecho que puede haberlas calificado para el tratamiento como "guerreras". Según AP, los arqueólogos también encontraron el cuerpo de una mujer que fue cortado por la mitad y dejado cerca de los restos de un niño desmembrado de 3 o 4 años.
Escribiendo en la revista Arqueología Mexicana , el investigador Enrique Martínez Vargas señala que los Mexicas veían el sacrificio humano como una forma de restaurar el orden terrenal y celestial y asegurar la supervivencia de su civilización. El arqueólogo cita al cronista español del siglo XVI Bernal Díaz del Castillo, quien escribió que los aztecas habían rociado la sangre de los españoles sacrificados sobre las estatuas de sus deidades.
Vargas dijo a AP que los habitantes del pueblo parecen haber sido conscientes de que las fuerzas españolas, bajo el mando de Cortés, venían a vengarse. Los lugareños arrojaron los huesos de los españoles, incluidos algunos que habían sido tallados en trofeos, en pozos y construyeron sus muros defensivos. Al final, sin embargo las fuerzas de Gonzalo de Sandoval, obedeciendo ordenes del mismo Hernán Cortes consiguió tomar el poblado.
“Algunos de los guerreros que se habían quedado en el pueblo lograron huir, pero mujeres y niños no pudieron escapar, y ellos fueron las principales víctimas”, dice el INAH en el comunicado, agregando que los investigadores descubrieron “los esqueletos de una decena de mujeres… que aparecieron estar "protegiendo los huesos de diez niños de entre 5 y 6 años".
Los restos de las mujeres y los niños de la aldea muestran signos de mutilación. Las fuerzas españolas también quemaron los templos de la ciudad y decapitaron estatuas de dioses.
1521, el año de la barbarie
Los descubrimientos arqueológicos en Zultépec-Tecoaque nos permite comprobar científicamente los horrores de aquel año de 1521, cuando los españoles y sus aliados indígenas mantienen un cerco sobre el gran México-Tenochtitlan. Ambos contendientes usaban el terror para alcanzar sus objetivos. Ahora podemos corroborar las crónicas españolas que daban cuenta de la suerte que sufrieron muchos de los suyos a manos de los Mexicas, que los sacrificaban y devoraban, como parte de un ritual de comunión con sus dioses. Al mismo tiempo, nos permite confirmar que cuando se trataba de tomar un ciudad que era hostil a los españoles, Cortes no mostraba clemencia, arrasaba con todo aquellos pueblos que no se sometían a este.