¿Es Chile un país liberal o mercantilista? - Chile | Razón y Saber



Miercoles 31 de Diciembre del 1969

¿Es Chile un país liberal o mercantilista?



Mantener el modelo económico era un acierto, más pragmatismo que ideología, era la consigna de los politicos chilenos. Mantener el modelo significo superar los índices de crecimiento y reducción de la pobreza. Hoy Chile es el país con menos pobres y menos miseria.
  
¿Chile Liberal? ¿Es una broma?
Muchos liberales del mundo nunca hubieran avalado un sistema de pensiones como las AFP, idea original de los Chicago Boys. En la práctica es una imposición del estado, que obliga mediante una ley a los trabajadores hacer aportes a una empresa privada que ofrece multiplicar los aportes que recibe del trabajador, y de esta forma asegurar una pensión cuando se jubile. La idea es buena, pero claro al hacerla por ley, mas parece una medida conservadora. El estado decide por nosotros, eso no es liberalismo, sino asistencialismo o socialismo, pero con el mismo dinero del trabajador. Si a eso le sumamos que un puñado de empresas, holdings económicos, son los que reciben el aporte que usan en su beneficio, como que ese liberalismo más suena a mercantilismo.
Ya la idea de que un trabajador deba pagar una comisión por los aportes que hace a una AFP, para que esta invierta y capitalice el dinero de los trabajadores es incomprensible. Es como si un banco decidiera que una empresa que tiene cuenta corriente en su banco a partir de mañana le pagara un porcentaje de los depósitos y transacciones que realiza la empresa. El banco cobra portes, comisiones, pero no se lleva un porcentaje de los depósitos, porque si no desalentaría los depósitos de sus clientes.
Hasta ahora, año 2019, los ahorros previsionales de los trabajadores acumulan activos por US$ 208 mil millones. Mucho dinero que ha permitido a las empresas chilenas desarrollar grandes proyectos sin recurrir a préstamos externos. Si, el dinero del trabajador es usado por holdings económicos privados para financiarse a ellos mismos. ¿Por qué debe pagar comisiones a esas mismas empresas que usan su dinero? Otra vez la respuesta, porque los Chicago Boys y el régimen militar cuando se trata de empresas privadas se olvidan del manual liberal, y sacan el manual mercantilista.
Las AFP chilenas son un negocio redondo, no tienen competencia, por ejemplo, en Perú, el trabajador puede decidir aportar al sistema público de pensiones, que le garantiza un aporte mínimo, o aportar a las AFP, donde su pensión esta supeditada a la rentabilidad del fondo, en cristiano a lo bien o mal que invierta la AFP su dinero. Esto debería motivar a que las AFP peruanas sean más eficientes que las chilenas, porque no tienen una clientela cautiva.

 

Si era tan eficiente el sistema. ¿Porque los militares chilenos siguen recibiendo pensiones del estado? La gran paradoja es aquello. Por ley... Si, otra vez la ley se impone, no se discute. Por ley las fuerzas militares y otros funcionarios estatales siguen aportando a un sistema público de pensiones que les asegura, al jubilarse, seguir teniendo una pensión vitalicia, no hasta que el fondo se agote. La pensión que recibiran sera ercana a los ingresos que tenía cuando laboraba. Un liberal diría que en un país donde hay dos sistemas se crean dos países distintos y desconectados.

 
Codelco, la joya de la corona liberal
La derecha chilena de los años 70’s condeno la expropiación de las empresas mineras, un golpe de Salvador Allende a la economía de Chile, que consideramos fue demasiado apresurado, sin preparar el salto de un sistema de explotación privado a público.  Sin embargo 4 décadas después Codelco sigue en manos del estado chileno, y lo que es más absurdo para un liberal, parte de sus ingresos benefician a las fuerzas armadas chilenas. Si, los militares que usaron de pretexto el descalabro económico del socialista Allende para dar un golpe de estado, mantuvieron la empresa más rentable de Chile para su beneficio. Y entonces la pregunta surge. Si el metro de Santiago no es rentable. ¿Por qué no usar ese fondo que va a los militares en beneficio de millones de chilenos que necesitan un transporte eficiente y económico? Dinero hay en Chile, lo que no quieren algunos gobiernos es usarlo correctamente. Un socialista usaría el dinero de Codelco para reducir el precio del metro de Santiago a 1 peso. Esa es la trampa que lleva a gobiernos como el venezolano a terminar estallando, pero en democracia y bajo una economía liberal se debería entender que muchas veces es necesario ofrecer algunos servicios básicos a las mayorías sin que deban pagar precios excesivos. El precio del metro de Santiago es excesivo si comparamos el ingreso medio de sus usuarios.
Subvencionar servicios no es una dadiva del estado, Chile es de los países más formales que hay en Latinoamérica. Los ciudadanos chilenos pagan más impuestos que sus vecinos. Hay países donde la informalidad sobrepasa el 50%, es decir más de la mitad de ciudadanos de muchos países latinoamericanos no pagan impuestos, y sin embargo reciben los mismos servicios de los que si aportan.

 

Aquí el caso peruano hay que analizar. Casi el 80% de trabajadores peruanos no aportan a AFPs, seguro social o pagan impuesto. Trabajan en empresas que tampoco paga impuestos. Sin embargo, envían a sus hijos a colegios públicos, son atendidos en hospitales públicos, y en el caso del transporte, el servicio de metro limeño, subvencionado por el estado peruano, no vale más de 0.50 céntimos de dólar. Ahora están construyendo la segunda línea del metro que beneficiara a más de 800 mil limeños. Está claro que con tan bajo número de ciudadanos peruanos que pagan impuestos, los servicios públicos peruanos, son pésimos. Lo que no se entiende es que en un país donde empresas y ciudadanos si pagan impuestos, la evasión fiscal es mínima, no se redistribuya esos aportes en servicios públicos más baratos. Ese beneficio directo a la población se da en muchos países desarrollados.
Subvencionar algunos servicios públicos en base al beneficio de la mayoría, no es socialismo, es sentido común. No se puede buscar rentabilizar un servicio cuando el costo es cubierto por ciudadanos que cada vez más gastan su sueldo en pagar servicios y les queda poco para mejorar sus vidas.