La guerra contra el coronavirus en un país de políticos corruptos y oportunistas - Editorial | Razón y Saber



Miercoles 31 de Diciembre del 1969

La guerra contra el coronavirus en un país de políticos corruptos y oportunistas


La historia siempre se repite en el Per


La historia siempre se repite en el Perú, no solo es el mismo escenario, sino los mismos protagonistas, las mismas ambiciones desmedidas y los mismos traidores.

 

El negar la confianza al gabinete Cateriano, solo 21 días después de comenzar sus funciones, en un escenario como el actual, donde la pandemia del coronavirus provoca miles de víctimas mortales, decenas de miles de compatriotas enfermos, personal de las fuerzas armadas, policial y de salud exhaustos después de más de 4 meses luchando contra un enemigo microscópico, será recordado siempre como una traición al Perú. Los traidores son esos mismos politicos que en las últimas cuatro décadas dejaron a la salud peruana en cuidados intensivos, desahuciado, y no hicieron nada por cambiar la situación, permitiendo que la corrupción agujereara las estructuras del estado peruano.

 

El gobierno de Vizcarra cometió errores durante la crisis, aquello fue justamente lo que lo llevo a cambiar el gabinete Zevallos, manteniendo algunos nombres, como el de la ministra de economía, el ministro de defensa o el de educación, que de forma sobresaliente saco adelante en poco tiempo un ambicioso sistema de educación a distancia tanto a través de Internet, como por otros medios como la televisión abierta. Censurarlo porque no consiguió adquirir tablets para los escolares cuando siguió todos los protocolos legales que la burocracia exige, es ridículo. La compra de los tablets no prospero porque solo hubo un postor, quien a pesar de ser el único, no cumplió con las garantías que tal adquisición ameritaba.

 

El caos de siempre

Lo que la madrugada del sábado ha sucedido en el congreso de la república solo tiene parangón con la situación que vivió el Perú en 1879. Como en aquella crisis, hoy nos encontramos desarmados, sin fuerzas, y divididos.

 

Nicolás de Piérola dio un golpe de estado al presidente constitucional, Mariano Ignacio Prado en diciembre de 1879, aprovechando que este viajo a Estados Unidos y Europa buscando financiar la compra de barcos y armas para el Perú. Piérola ambicionada el poder, tan solo unos pocos años atrás había encabezado dos intentos de golpe de estado. Vio su oportunidad y dio el golpe, cuando el Perú ya había perdido su fuerza naval y Chile tenía el control del mar. ¿Podía hacerlo mejor Piérola? Pues sin armada y sin armas era imposible, y sin duda él lo sabía, pero pudo más su ambición de poder. Hay que indicar que una vez que Piérola se erige como presidente del Perú, cualquier intento del general Prado de llegar a acuerdos con las potencias de Europa y Estados Unidos para adquirir material bélico deja de ser posible, por cuanto ya no es presidente del Perú, y no podría subscribir contratos a nombre del Perú. Las consecuencias de este frustrado intento de rearmar al Perú, fue que Lima cae un año después, y tropas chilenas desfilan en nuestras calles.

 

Lo que este congreso peruano hizo en agosto del 2020 es muy parecido, aprovechando un cambio de gabinete necesario para replantear la lucha contra la pandemia y hacer los ajustes necesarios para salir de la crisis economía, han dejado al ministerio de Salud sin comandante. Mientras no haya una cabeza en el ministerio se están dejando de negociar la compra de material médico en el extranjero, coordinar el acceso a la ansiada vacuna, y sobre todo se está abortando la nueva estrategia, que la ministra Mazzetti implemento para prevenir nuevos contagios.

 

La guerra con Chile fue una tragedia nacional, nuestra derrota fue el resultado de décadas de corrupción institucionalizada, tanto de militares como politicos que saquearon al país por años. Fue un largo periodo donde el dinero del boom del guano y el salitre embelleció nuestras ciudades, mejoro la infraestructura de la nación, pero buena parte termino en los bolsillos de unos pocos. El dinero, que debió usarse para mantener un gran poder bélico que previniera cualquier intención expansionista de nuestros enemigos, se malverso. La única razón por la que Chile se aventuró a una guerra contra el Perú fue saber que el Perú no estaba preparado militarme. Se puede decir que la guerra de 1879 fue perdida mucho antes, no nos derroto Chile sino la corrupción.

 

Algo similar sucedió en 1995, cuando Ecuador invadió el Perú, y las fuerzas armadas peruanas no pudieron, como sucedió muchas veces antes, hacer retroceder al enemigo. Si Ecuador se atrevió a atacar el Perú fue porque tenía un Servicio de Inteligencia eficiente que conoció de primera mano las falencias que presentaban las fuerzas armadas de Perú, como el hecho que la Fuerza Aérea Peruana tenía la mayoría de sus naves inoperativas por falta de repuestos y mantenimiento, que dieron, por primera vez a Ecuador, la ventaja aérea.

 

¿Se acuerdan de los Mirage de Alan García?, pues su maniobra política de eliminar la compra de una flotilla de Mirage 2000 que el estado peruano había subscrito con Francia durante el gobierno de Belaunde, 26 cazas, se apreció en aquel conflicto, otro error de aquel gobierno aprista. Alan García por cierto fue acusado de haber sido sobornado por el comerciante de armas libanes Abderramán El Assir, para revender los Mirage. Al final de 26 naves, solo llegaron al Perú 14 aviones.

 

Además, Ecuador tenía conocimiento de que las fuerzas peruanas no tenía operativo completamente su sistema de radares, y los pocos aviones de combate disponibles no tenían misiles modernos, que hubieran inclinado la balanza a favor del Perú. Era épocas en que muchos altos oficiales de nuestras fuerzas armadas fueron acusados de hasta robar el dinero del rancho de sus tropas. Épocas que no tuvimos un Servicio de Inteligencia Nacional, el que comandaba de facto Montesinos, que a pesar que tenía un presupuesto millonario, solo dedicaba sus labores de inteligencia espiando politicos opositores.

 

Es así como nuevamente la política y la corrupción institucionalizada nos volvieron a pasar factura en 1995 cuando Ecuador nos invade, y por primera vez el Perú debe solicitar un alto al fuego, y pedir la intervención de los garantes. Nuevamente estuvimos a punto de perder una guerra por politicos corruptos e incompetentes.

 

¿Estamos en estado de Guerra?

A nadie debe extrañar que la lucha que libramos contra el virus del coronavirus pueda ser comparable a las guerras que sufrió el Perú en el pasado. Y como hemos resumido también nos encuentra con el antecedente de gobiernos corruptos que nunca aprovecharon el boom de las materias primas para organizar un sistema de salud moderno, capaz de atender adecuadamente a la población peruana. El Perú tiene un déficit de camas de hospital hace 4 décadas. Los servicios de salud no han crecido al mismo ritmo que la población, hay muchas regiones que no tienen hospitales, ni que decir que ciudades grandes como Arequipa y Trujillo no cuentan con hospitales especializados que mejore la calidad de vida de las provincias. Hoy en día un enfermo de cáncer de Tacna o Tumbes debe venir a Lima a seguir un tratamiento, cuando podría reducir distancias atendiéndose en ciudades cercanas.

 

Estamos perdiendo esta guerra porque no tenemos camas, no tenemos profesionales médicos, enfermeras, equipos de diagnóstico, oxigeno… Porque en busca de beneficiar a unos pocos nunca se desarrolló un plan de salud integral que cubriera a todos los peruanos, desarrollando áreas que tenían falencias como el déficit de infraestructura, que deja a hospitales públicos como a EsSalud sin capacidad para atender apropiadamente los requerimientos de los pacientes. Es conocido que muchas veces tomaba un año programar la operación de un paciente, y que muchos pacientes fallecen antes de recibir atención médica.

 

Aunque nuestros populacheros politicos digan lo contrario ellos no están pensando en el país, ni en revertir la situación que padecemos, acabar con un gabinete no acabara con la pandemia, ni devolverá el empleo a los cientos de miles de peruanos que lo han perdido, su negativa de bendecir al gabinete Cateriano solo repite el mismo error de 1879, pero esta vez no es un golpista, sino muchos que están acomodando el tablero político para las elecciones del 2021, creyendo que cuanto peor le vaya a este gobierno más posibilidades de alcanzar el poder tendrán sus caudillos politicos.