Los actores, y artistas en general, nos generan grandes emociones con sus trabajos. Sus carreras son una constante en nuestras vidas, crecemos con ellos viéndolos en la televisión, o escuchándolos, cuando todavía veíamos tv y escuchábamos la radio, quizás las nuevas generaciones no lo entiendan. Para quienes somos mayores de 40 años, un artista es parte de nuestras vidas, y nosotros crecimos con Diego Bertie, quien representa una época gloriosa de la TV peruana, cuando las producciones peruanas tenia mayores ratings que producciones extranjeras, y los actores peruanos, ante la escases de producciones debían migrar, con éxito, a otros países, en busca de trabajo. Épocas en que, por la radio, los grupos como el de Diego, Imágenes, sonaban una y otra vez. Lo peruano era apreciado por lo peruano, y también se proyectaba en otras pantallas hispanoamericanas.
Diego era un hombre guapo, sin duda las primeras oportunidades que le dieron como actor fue por su pinta, como decimos los peruanos al atractivo físico de un hombre, pero pronto demostró que era un talentoso actor que opaco al talentoso musico que también era.
Diego fue con Ricardo Blume y, el hasta ahora vigente, Christian Meier los galanes peruanos más sobresalientes, actuando en distintos países, como Venezuela, México y Colombia, grandes factorías de producciones de ficción en los años 80´s y 90´s, destacando como protagonistas.
Pero mas que un galán, era un actor talentoso, aun recuerdo en mis épocas de estudiante haberlo visto en Sin Compasión, hizo una interpretación sobresaliente, convirtió a su personaje en un ser opaco, oscuro, distante a su propia realidad, no dudas cuando lo ves en Sin Compasión, es Ramón Romano, un pobre y miserable estudiante que sobrevive como miles de jóvenes peruanos en los 90’s esperando que su destino cambie. El Ramón Romano, de Diego, nos hace creer realmente en su superioridad moral sobre su casera y usurera que considera no es útil para la sociedad.
Por aquella interpretación El Festival de cine latinoamericano de la Habana, lo considero el mejor Actor por la película de Pancho Lombardi, una versión peruana de la novela de Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski. Lombardi cambio las calles de San Petersburgo por las de Lima, y el personaje de Rodion Romanovich Raskolnikov, de la novela, fue nombrado como Ramón Romano, interpretado por Diego Bertie.
El mejor homenaje para Diego Bertie hoy no es recordar su vida tras bambalinas, fue un atormentado hombre, solo eso, ¿no lo somos todos? Hay que ver sus películas, que su muerte nos haga revisar su filmografía, que nos pinta la realidad de un Perú que ya no es, sus películas, sobre todo de los 90’s son ya testimonios de una época.
Diego, siempre escucharemos Que Dificil es Amar o Sangre Corre por Mi Piel, o te veremos en la TV, o el Streaming, y te recordaremos, como el actor y cantante que fuiste, alguien que quiso mantener su vida, como debe ser siempre, privada.