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Sabado 18 de Enero del 2025

Donald Trump y sus Bravatas Globales, la visión de Farid Kahhat

Autor: Lupita Verastegui


Este artículo está basado en el podcast del internacionalista Farid Kahhat titulado “El regreso de Trump a la presidencia: ¿son verosímiles sus amenazas a otros países?”, quien realiza un análisis detallado de las posibles acciones de Trump y sus repercusiones globales


Donald Trump y sus Bravatas Globales la vision de Farid Kahhat
La posibilidad de que Donald Trump regrese a la presidencia de los Estados Unidos ha despertado un gran interés mediático y político a nivel internacional. A lo largo de su primer mandato (2017-2021), Trump dio muestras de una forma de gobernar que desafiaba las convenciones, tanto en materia de política interna como externa. Entre sus promesas más controvertidas se cuentan la construcción de un muro en la frontera con México, la aplicación de aranceles punitivos a determinados socios comerciales y la búsqueda de renegociaciones de los tratados de libre comercio vigentes. En un nuevo contexto electoral, surge la pregunta de qué implicancias tendría un segundo gobierno de Trump, especialmente para países como Panamá, Canadá, México o incluso el Perú, que, por diferentes motivos, se ven afectados por las políticas de la Casa Blanca.

En su podcast, Farid Kahhat analiza las declaraciones y posibles acciones de Trump, distinguiendo lo que podrían ser meras bravatas de lo que se vislumbra como movimientos más verosímiles. Para comprender este fenómeno, Kahhat subraya que es vital partir de la premisa de que Trump, más allá de su retórica incendiaria, actúa con cierta racionalidad orientada a obtener fines concretos: ventajas económicas, mejoras en las condiciones comerciales o consolidación de la influencia estadounidense en regiones estratégicas. Desde esta perspectiva, sus amenazas sobre la anexión de territorios o el control de infraestructuras pueden verse también como puntos de partida para negociaciones en las cuales busca afianzar poder y reducir costos para Estados Unidos.

Uno de los primeros ejemplos se encuentra en el canal de Panamá. Trump ha manifestado abiertamente su inconformidad con las tarifas que los buques estadounidenses —comerciales y militares— deben abonar para atravesar el Canal. En su momento, insinuó que su país podría retomar el control sobre esta infraestructura, o exigir renegociaciones que redujeran tales tarifas. Sin embargo, Kahhat puntualiza que la idea de que Panamá termine cediendo su soberanía sobre el Canal a punta de amenazas o presiones es poco realista. Más bien, se trataría de la típica estrategia de Trump de “abrir fuerte” una negociación para conseguir mejoras en las condiciones de uso. No obstante, el solo planteamiento de recuperar el control de un territorio históricamente vinculado a la influencia estadounidense suscita tensiones diplomáticas y alerta a la comunidad internacional.

Un segundo blanco de las intenciones expansionistas del expresidente es Canadá. Trump llegó a sugerir que el país vecino podría convertirse en el estado 51 de la Unión Americana, algo que no solo roza el absurdo en términos geopolíticos, sino que se explicaría más por la cercanía de elecciones anticipadas en Canadá y la amenaza de una nueva renegociación del acuerdo comercial que reemplazó el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte). De acuerdo con Farid Kahhat, la insistencia en presionar a Canadá obedece, en buena parte, al interés de Estados Unidos de mejorar su posición negociadora antes de la fecha establecida para renegociar las condiciones comerciales con sus dos socios norteamericanos. Sin embargo, nuevamente, la probabilidad de que se concrete una anexión o algo semejante es ínfima, en la medida en que violaría no solo normas internacionales, sino también los principios mismos del federalismo estadounidense y de la soberanía canadiense.

México figura igualmente entre los países más afectados por los discursos de Trump. Si bien el muro fronterizo fue el proyecto más mediático, las tensiones comerciales son igualmente relevantes. Trump ya ha demostrado ser partidario del proteccionismo —a diferencia de lo que algunos sostienen—, imponiendo aranceles punitivos a socios comerciales, incluidos aliados ideológicos o políticos, como sucedió con Jair Bolsonaro en Brasil. Para Kahhat, no caben ilusiones en torno a una afinidad ideológica que exima a un país de las políticas de presión de Trump. La dinámica “America First” prima sobre cualquier coincidencia en valores, y por ello no debe sorprender que incluso líderes afines terminen siendo víctimas de los impulsos arancelarios del magnate neoyorquino.

El caso de Groenlandia es el que Farid Kahhat considera más inquietante. Trump sostuvo que Dinamarca, formalmente soberana sobre la isla, ni siquiera posee un “derecho claro” a conservarla, y sugirió que ese derecho debía abandonarse en pro de la seguridad nacional de Estados Unidos. Groenlandia —la isla más grande del mundo— reviste un valor estratégico real por su ubicación geográfica, rica en minerales catalogados como “tierras raras” y con potenciales reservas de petróleo y gas. Además, el deshielo generado por el cambio climático podría facilitar rutas marítimas y acceso a recursos antes inaccesibles. Este conjunto de factores hace pensar que, si bien la retórica de Trump puede ser exagerada, no es completamente descabellado que un gobierno estadounidense busque, al menos, presencia militar o acuerdos ventajosos en Groenlandia.

Ahora bien, ¿cómo afectan estas posturas a países como el Perú? Según Kahhat, la influencia de la política exterior de Estados Unidos no se limita a acciones directas en territorio peruano, sino que también repercute a través de las medidas que la Casa Blanca tome contra otros actores globales, sobre todo China. El conflicto comercial entre ambos gigantes supone, para el Perú, el riesgo de una desaceleración de la economía china, que sigue siendo uno de los mayores compradores de materias primas peruanas. De acuerdo con cifras citadas por Kahhat, por cada punto porcentual menos que crece China, la economía peruana deja de crecer 0,4 puntos. Ante un escenario de mayor proteccionismo y guerras arancelarias, ese impacto negativo podría agudizarse.

Asimismo, el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, algo que Trump ya ejecutó durante su primer mandato y que podría repetir, no es un tema menor para el Perú. El cambio climático pone en jaque la disponibilidad de agua en ciudades como Lima, una de las metrópolis más grandes del mundo erigida en pleno desierto costero, que depende del deshielo de glaciares altoandinos para abastecerse. La salida de Washington de los compromisos climáticos, sumada a la condición de Estados Unidos como uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero, tiende a agravar la crisis ambiental y repercute de forma directa en los países más vulnerables a los efectos del calentamiento global.

Otra cuestión importante es la de la subida de tipos de interés en Estados Unidos. Las medidas de corte proteccionista, la posibilidad de deportaciones masivas y los recortes tributarios que impulsó Trump en su primera gestión ejercieron presión inflacionaria. Si un segundo mandato de Trump recrudeciese estos factores, la Reserva Federal podría verse obligada a subir las tasas de interés, provocando que el capital global busque refugio en la economía estadounidense y se retiren inversiones de mercados emergentes como el peruano. Este fenómeno es conocido popularmente como flight to quality (“fuga a la calidad”), y afecta el costo de financiamiento para países en desarrollo.

Por último, se destaca el incidente con el puerto de Chancay en Perú, cuyo desarrollo es liderado por una empresa estatal china. Mauricio Claver-Carone, nombrado Enviado Especial para América Latina durante la administración Trump (luego presidente del BID, y después obligado a renunciar por un escándalo interno), propuso abiertamente que Estados Unidos debería imponer aranceles del 60% a los productos que transiten por el futuro puerto. Aunque tal medida luce difícil de implementar por violar reglas de la Organización Mundial de Comercio y el TLC bilateral, constituye un ejemplo de la forma en que el proteccionismo estadounidense podría buscar amedrentar inversiones chinas en Latinoamérica y, de paso, afectar las exportaciones peruanas.

En síntesis, las amenazas de Trump sobre anexiones territoriales, control de infraestructuras críticas o imposición de aranceles desmesurados deben ser vistas con cautela. Como apunta Farid Kahhat, no es la primera vez que el expresidente emplea anuncios grandilocuentes para iniciar negociaciones en una posición de fuerza. Sin embargo, existen algunos escenarios que sí revisten un potencial peligro: el caso de Groenlandia, el escalamiento de una guerra comercial con China y la retirada de Estados Unidos de acuerdos multilaterales (ambientales o de otra índole) son decisiones que podrían materializarse y que repercutirían en la economía y la estabilidad internacional.

Ahora bien, que Trump logre ejecutar todas sus promesas de campaña no depende únicamente de su voluntad. Hay límites legales, reacciones del Congreso, de la comunidad internacional y de los propios aliados estadounidenses que podrían trabar o moderar las medidas más radicales. Kahhat recuerda la importancia de no perder de vista que “America First” no significa “Occidente primero”, sino, lisa y llanamente, poner por delante los intereses nacionales de Estados Unidos. Eso implica que, incluso gobiernos o líderes afines a Trump, pueden verse golpeados por medidas proteccionistas si se estima que contravienen el interés estadounidense.

En conclusión, el segundo advenimiento de Donald Trump, de ocurrir, generaría un panorama complejo donde no todo lo anunciado se llevaría a cabo, pero donde las acciones más factibles —conflictos comerciales, abandono de pactos internacionales y presiones en áreas consideradas clave para la seguridad y la economía estadounidenses— podrían alterar significativamente el escenario global. Para países como Perú, Panamá o Canadá, estos movimientos implican riesgos económicos y diplomáticos tangibles. Por ello, la cautela y la preparación para eventuales negociaciones se presentan como estrategias indispensables. Sin duda, las declaraciones del exmandatario merecen un análisis minucioso, siempre recordando, tal como sostiene Farid Kahhat en su podcast, que las bravatas pueden encubrir tácticas de negociación, pero también pueden transformarse en políticas concretas con efectos de largo alcance.

El Autor

Lupita Verastegui