El año de 1492 fue trascendente para el porvenir de los reinos de España, hay que recordar que no existía la nación española, sino reinos, que a raíz del matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, posteriormente se reunieron en un solo estado nacional, España. Bajo esa idea de unir los reinos españoles, bajo un solo monarca, un solo dios y religión es que los reyes católicos conciben la idea de expulsar a los judíos.
Después de que la reina Isabel y el rey Fernando derrotaran el último bastión musulmán en la Península Ibérica, el reino de Granada, el 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos firmaron el esperado edicto conocido como el Decreto de Alhambra, el cual ordenaba la expulsión de los judíos de España. El edicto estaba dirigido a la comunidad judía de todos sus reinos, y solo les deja una opción: irse o convertirse al catolicismo.
Los reyes de los reinos españoles y sus súbditos habían sido tolerantes con el judaísmo, la comunidad prospero mucho, pero su posición fue decayendo, al mismo tiempo que el poder de los reyes aumentaba y fueron dependiendo más de iglesia católica para legitimar su posición real. El papado emprendió una cruzada contra los judíos, lo que les hizo perder la estima de sus protectores reales, y sus derechos como súbditos reales.
A fines del siglo XIV se sucedieron matanzas de judíos en las principales ciudades de los reinos de España, que partían de acusaciones sin pruebas de que cometían asesinatos rituales de cristianos. Los judíos fueron perseguidos, atacados y sentenciados a duras penas. Muchos huyeron de España después de las masacres, pogromos, antisemitas de 1391 en los reinos de Castilla, Aragón y Navarra. Algunos de los que permanecieron acordaron convertirse al cristianismo, mientras que otros fueron obligados a convertirse. Estos conversos forzados fueron llamados Anusim ("coaccionados" en hebreo) o "nuevos cristianos". Cuando las autoridades sospecharon que los judíos practicantes estaban alentando a los nuevos cristianos a seguir observando la ley judía en secreto, decidieron segregar a los dos grupos. Por lo tanto, los judíos fueron expulsados de sus hogares y trasladados a barrios separados, guetos. En 1481, la Inquisición española comenzó a perseguir brutalmente a los Anusim y en 1483 se emitió una orden de deportación para los judíos de Andalucía.
Aunque suene paradójico, la incorporación en la ropa de los judíos de elementos como la estrella de David u otros signos, nace de esa época, y se debe a la incapacidad de reconocer a un judío entre los católicos, ya que un judío no presentaba ninguna diferencia racial con los cristianos.
Debemos entonces entender que la orden de expulsar a los judíos en 1492 no fue un hecho aislado, sino un proceso largo, postergado por los Reyes Católicos todo el tiempo que pudieron, pero que se hizo insostenible su ejecución, para mantener la paz con el papado y la iglesia local, y sobre todo para proteger a los conversos, que consideraban, nunca se integrarían completamente a la fe católica si mantenían contacto con judíos, quienes los pervertirían en su fe. Sin embargo, el estigma contra aquellos que se convirtieron los persiguió por mucho tiempo. Fueron objeto de más prejuicios derivados de la creencia de que la sangre judía estaba contaminada, y que las conversiones no eran reales. Para la iglesia católica los judíos convertidos en la fe de cristo, llamados criptojudíos o marranos, solo lo habían hecho para conservar sus propiedades y seguir ejerciendo sus profesiones. Muchos conversos terminaron en la hoguera acusados de judaizantes. Otros, los afortunados, debieron soportar tormentos en la inquisición española para que confesaran que mantenían en privado los rituales judíos.
"En el mismo mes en que Sus Majestades, Fernando e Isabel, emitieron el edicto de que todos los judíos debían ser expulsados del reino y sus territorios, en el mismo mes me dieron la orden de emprender con hombres suficientes mi expedición de descubrimiento hacia las indias". Este es un pasaje que escribió Cristóbal Colon en su diario. Algunos han resaltado la coincidencia, como lo señala Colon de que al mismo tiempo que emitían los retes el edicto autorizaban la expedición, y que también coincidió el primer viaje de Colon con la fecha limite de permanencia de los judíos, fines de julio, que se extendió hasta el 10 de agosto. El almirante zarpo el 3 de agosto, por ello se especula que la mayor parte de su tripulación eran judíos conversos, que Colon organizo su viaje con tanta premura porque temía los acontecimientos que se sucederían cuando llegara la fecha límite de permanencia de los judíos. ¿Temía que su tripulación fuera víctima de la persecución de judíos que se sucederían en los reinos de España en busca de aquello judíos que no habían aceptado la expulsión?
Se estima que para 1492 un 10% de habitantes de los reinos que comprendían Castilla y Aragón eran judíos, no hay estimaciones sobre cuantos se convirtieron y cuantos partieron, pero algunos estudiosos creen que unos 100 mil judíos, una minoría si nos atenemos a que los judíos eran el 10% de la población hispana, salieron de los reinos de Isabel y Fernando. La mayoría cruzo al reino de Portugal, donde encontraron refugio temporal, ya que la expulsión se extendió a Portugal en 1497, y aquellos que se negaron a convertirse al cristianismo fueron expulsados una vez más.
Muchos judíos emigraron a otros países como el Imperio Otomano, el mismo sultán recibió en más de una ocasión a los exiliados en sus puertos. También se refugiaron en los reinos y republicas que coexistían en la península de Italia, como Nápoles y Venecia. A su vez, Francia, de donde habían sido expulsados antes, recibió a los judíos nuevamente.
Antes de la II guerra mundial la presencia de comunidades Sefardi era común en Grecia, y Turquía, los descendientes de los judíos que fueron exiliados de los reinos españoles se asentaron y conservaron el idioma castellano, sorprendiendo en el siglo XIX a más de un viajero el escuchar hablar castellano en tierras otomanas. Sin embargo, aquella gran comunidad Sefardi del mediterráneo oriental se perdió a causa de la Guerra. Muchos, sobre todo en Grecia escaparon cuando Hitler invadió el país, otros sufrieron nuevamente la persecución y expulsión, pero esta vez a campos de concentración de donde nunca regresarían.
Se puede decir que el edicto del 31 de marzo de 1492 fue el más grande error que cometieron los reyes españoles, que claudicaron ante la iglesia, que buscaba eliminar de Europa el judaísmo, y sin buscarlo inauguraron una era oscura para España, que se vio sobrepasada por las riquezas del nuevo mundo, sin tener funcionarios capaces de administrar tales rentas. Los mejores hombres de España se embarcaron a las Américas, en busca de hacerse ricos rápidamente, en perjuicio del desarrollo de actividades productivas en la península que garantizaran el progreso económico del reino. Con la expulsión de los judíos España perdió una generación de hombres de ciencia, paradójicamente muchos descendientes de judíos expulsados de España y Portugal alumbraron con sus conocimientos el desarrollo de naciones como Inglaterra, Holanda o Francia.