18 de julio: Edicto de expulsión de judios de Inglaterra - Historia | Razón y Saber



Miercoles 31 de Diciembre del 1969

18 de julio: Edicto de expulsión de judios de Inglaterra

Autor: Lupita Verastegui


Hoy se conmemora la expulsi


El 18 de julio de 1290, el rey Eduardo I de Inglaterra firmó el Edicto de Expulsión que ordenaba a todos los judíos de Inglaterra salir antes de noviembre de 1290.

Una parte del motivo de la expulsión de los judíos fue el intenso antisemitismo que se derivaba de su papel en la sociedad europea como prestamistas. 

El cristianismo en ese momento consideraba que prestar dinero con interés, usura, era algo totalmente no cristiano, por lo que la iglesia en Inglaterra lo prohibió. Los judíos, sin embargo, llegaron a Inglaterra con Guillermo el Conquistador en 1066, y no tenían que someterse a la iglesia, así que llenaron los vacíos del sistema financiero que los cristianos no podían.

Los reyes necesitaban al prestamista judío para sus dificultades financieras, por lo que les otorgaron un estatus especial para que fueran súbditos del Rey en lugar de súbditos de señores como el resto de los ingleses. Sin embargo, esto no fue del todo ventajoso para los judíos. Los reyes usaron su estatus especial para imponer fuertes impuestos a los judíos porque no necesitaban la aprobación del Parlamento para hacerlo.

Para mantenerse al día con los fuertes impuestos, los judíos necesitaban prestar dinero a tasas exorbitantes que causaron mucho resentimiento entre los cristianos. Los judíos, por lo tanto, se volvieron extremadamente impopulares y el antisemitismo se volvió común en toda Inglaterra.

¿Por Expulsaron a los Judios de Inglaterra?

Las imágenes antisemitas del judío errante y mitos como la de judíos que asesinaban a niños cristianos para hacer matzá con su sangre en la Pascua judía se extendieron por Inglaterra. Como resultado, a menudo estallaban disturbios antijudíos. Uno de los más notables de estos disturbios fue en 1190 en York, donde cientos de judíos fueron asesinados por turbas.

El antisemitismo también comenzó a crecer dentro del Estado ingles, perdiendo los judíos muchos derechos que antes les eran comunes. En 1218, Inglaterra se convirtió en el primer país de Europa en exigir que judíos se identificaran a través de su vestimenta, y los judíos se vieron obligados a usar insignias de identificación.

El proceso para expulsar a los judíos se inició en 1275 con el Estatuto de los Judíos que prohibió el préstamo de dinero a todos los judíos. A los judíos se les dijo que tenían que aclimatarse a la nueva ley dentro de 15 años, pero el antisemitismo hizo que conseguir otros trabajos fuera extremadamente difícil para ellos.

El 18 de julio de 1290, Edward finalmente firmó el Edicto de Expulsión, y se hizo con todas las deudas que sus súbditos habían contraído con los judíos. A los judíos se les dijo que abandonaran Inglaterra o se arriesgaran a ser ejecutados. Durante los siguientes 300 años, los judíos solo podían visitar Inglaterra con permisos especiales, aunque se cree que muchos judíos se convirtieron al cristianismo, pero mantuvieron su religión oculta.

Entre la expulsión de los judíos en 1290 y su regreso formal en 1655, existen registros de judíos en la Domus Conversorum (Casa de los Conversos) hasta 1551. Muchos judíos expulsados regresaron a Inglaterra asumiendo otras identidades, según algunas crónicas se presentaron varias denuncias al rey en 1376 sobre algunos casos de comerciantes de origen lombardo que en realidad eran judíos.

El retorno

A raíz del cisma de Enrique VIII, y la imposición de la iglesia anglicana, rompiendo definitivamente con la iglesia católica, muchos judíos conversos de la Europa católica migraron a Inglaterra, escapando de la inquisición, a pesar de mantenerse el edicto de expulsión en Inglaterra, los judíos conversos podían integrarse mejor en la sociedad inglesa que en las sociedades católicas europeas. El caso más conocido es la del médico portugués Rodrigo López, quien escapando de la inquisición portuguesa migro a Inglaterra, en donde llego a ser el medio de cabecera de la reina Isabel I. Sin embargo, a pesar de haber abrazado con fervor la religión anglicana, su condición de portugués, en una época en la que España mantenía una guerra abierta con Inglaterra, lo hicieron objeto de una acusación, no probada, de conspirar para matar a la misma reina Isabel.

Si bien se cree que Lord Protector, Oliver Cromwell, permitió que los judíos regresaran a Inglaterra después de la derrocación del rey Carlos I, esta no es precisamente cierto. Nunca hubo una readmisión oficial. El rabino holandés, de origen portugués, Menasseh Ben Israel apelo a Oliver Cromwell y al Parlamento británico en 1655 para que permitiera que los judíos regresaran a Inglaterra. Cromwell convocó una conferencia sobre el asunto que finalmente no fue concluyente. Más tarde Cromwell permitió que los judíos que había permanecido ocultando su religión practicaran el judaísmo libremente, lo que les permitió construir sinagogas y abrió la puerta para que más judíos regresaran a Inglaterra.