Lola Montez, es una figura histórica que desborda audacia y fascinación, fue una mujer que vivió su vida desafiando las convenciones sociales de su tiempo. Nacida en Grange, condado de Sligo, Irlanda en 1821 como Eliza Rosanna Gilbert, sus padres fueron Edward Gilbert, oficial del ejército británico, y Eliza Oliver, hija de un terrateniente irlandés. A los pocos años de su nacimiento su padre fue enviado con su familia a la India, allí crece Eliza. Pronto la tragedia llega a su vida, su padre muere de cólera. Al año siguiente su madre se casaría con otro oficial ingles, quien envía a la adolescente hija de su esposa a una escuela escocesa, que pudiera dominar el carácter impulsivo de Eliza.
El temperamento de la futura Lola Montez, hizo imposible retenerla en un colegio, paso por varios colegios, antes de fugarse y casarse, a los 16 años, con el teniente Thomas James. Antes de cumplir los 21 años lo abandonaría, para iniciar una carrera como bailarina en Londres. Su origen noble, y de mujer casada, le hizo ocultar su verdadero origen, creándose el personaje de Lola Montez, bailarina española. Sin embargo fue reconocida como "Sra. James", por lo que decidió abandonar la Gran Bretaña, y probar suerte en el continente.
Su fama creció rápidamente, a la par con su reputación de seductora, su performance fue un éxito en Paris y otras grandes ciudades europeas donde la "española" presentaba su danza de la tarántula.
La lista de amantes de Lola es un auténtico desfile de figuras de renombre del siglo XIX. Entre ellos se encontraban personajes tan distinguidos como el compositor Franz Liszt y el escritor Alexandre Dumas. Pero fue su relación con el rey Luis I de Baviera la que la inmortalizo en el imaginario de su epoca.
Lola llegó a Múnich en 1846 y en poco tiempo consiguió captar la atención del rey. Luis o Ludwig I de Baviera quedó tan cautivado por su belleza y su espíritu independiente que la convirtió en su amante favorita. Aquella fascinación se evidencia en una historia, no confirmada, que describe el primer encuentro de ambos. Luis después de admirarla bailar se acerco a ella, y le preguntó en público si sus pechos eran reales. Su respuesta fue tan audaz como inolvidable: rasgó su ropas para dejarlo admirarlas, demostrando su autenticidad.
Pronto el romance se volvió la comidilla de los salones alemanes y del pueblo, que no veían con buenos ojos aquella relación. El rey llego hasta el extremo de nombrarla Condesa de Landsfeld, otorgándole una pensión de por vida.
Los enemigos del rey Bávaro usaron a Lola como chivo expiatorio de todas las desgracias de la corte, esparciendo rumores malintencionados sobre ella y la influencia que ejercía sobre el rey. Sin duda no era una amante más en la vida de Luis I; se había convertido en su consejera y confidente, pero no podemos saber claramente cuan importante fue su influencia en las decisiones que tomo el rey.
Lola era una mujer de su época, marcada por las ideas liberales, y el anticlericalismo. Creía firmemente en la separación de los poderes del estado, en convertir al reino en una monarquía constitucional, y sobre todo laica. Esto provoco las iras de los conservadores católicos, quienes divulgarían que la destitución del Ministro de Estado, Karl von Abel, y de todo su gabinete, se produjo por oponerse estos a su naturalización y a su título de condesa.
En 1848, las tensiones políticas estallaron, produciéndose la Revolución Alemana. Luis I abdicó en favor de su hijo, Maximiliano II, y Lola se vio obligada a huir. Su época como una figura de poder detrás del trono había llegado a su fin.
Después de dejar Europa, Lola continuó su carrera de bailarina y actriz en Estados Unidos, donde era considerada una diva, y como tal se comportaba, llegando a golpear e insultar a cualquiera que criticara sus actos.
De su paso por los Estados Unidos se conserva su casa en Grass Valley, California, una casa modesta, nada comparable a los palacios en los que vivió en Europa. La casa es hoy Monumento Histórico de California. Su última oportunidad de ser reconocida como la Gran Lola Montez fue en San Francisco, a donde llego contagiada por la fiebre del oro, actuando en modestos teatros para el deleite de los nuevos ricos de Norteamérica. Después de dos años en California, regresaría a Nueva York, ya con evidentes signos de padecer sífilis, viviendo de la caridad de sus amigos. El 17 de enero de 1861 fallecería en Nueva York, siendo enterrada en el cementerio de Green-Wood en Brooklyn.
La historia de Lola Montez ha inspirado muchas obras literarias. Entre ellos destaca la novela "Lola Montez: A Life" de Bruce Seymour, que proporciona un retrato íntimo y detallado de esta figura histórica. Uno de los más grandes escritores del siglo XIX, Arthur Conan Doyle, se inspira en "la española" para crear el personaje de Irene Adler, protagonista de una de las aventuras de Sherlock Holmes: "Un escándalo en Bohemia". Además su vida se ha recreado en varias películas, como "Lola Montès" de Max Ophüls, y ha inspirado la canción "Whatever Lola Wants, Lola Gets" del musical de Broadway "Damn Yankees".
Se debe rescatar, para la historia, el frustrado intento de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, de hacer una super producción Hispano-Alemana sobre su vida, insistiendo el mismo Hitler que la protagonista fuera la actriz argentina, radicada en España, Imperio Argentina, que era muy popular en el Tercer Reich.
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