El 27 de febrero de 1933, el edificio del Reichstag, que era la sede del parlamento alemán en Berlín, fue incendiado en circunstancias misteriosas. El fuego comenzó en la tarde y rápidamente se propagó por todo el edificio, causando daños importantes. Aunque se desconoce quién o quiénes fueron los responsables, los nazis culparon a los comunistas y aprovecharon el incidente para consolidar su poder en Alemania.
Adolf Hitler, que acababa de asumir el cargo de canciller, unos días antes del incendio, aprovechó la oportunidad para culpar a comunistas y socialistas de intentar derrocar al gobierno y promulgó un decreto de emergencia que suspendió los derechos civiles y políticos en Alemania.
La investigación oficial llevada a cabo por los mismos nazis acusó al comunista Marinus van der Lubbe de haber iniciado el fuego. Van der Lubbe, quien tenía era un activo militante del partido comunista, solo días antes había intentado atentar contra el Palacio Imperial, fue arrestado en el lugar del incendio y posteriormente juzgado y condenado a muerte. Sin embargo, algunos historiadores creen que los nazis orquestaron el incendio para justificar su represión contra los oponentes políticos y para consolidar su poder en Alemania.
Después del incendio, Hitler y los nazis utilizaron el temor a la supuesta amenaza comunista para intensificar la represión y la persecución política en Alemania. También aprovecharon la crisis económica y la inestabilidad política para fortalecer su posición en el gobierno y para expandir su influencia en la sociedad alemana. En poco tiempo, los nazis habían eliminado prácticamente toda la oposición política y habían establecido un régimen totalitario en Alemania.
El incendio del Reichstag fue un acontecimiento trágico y significativo en devenir político y militar de Alemania, fue el pretexto que necesitaba Hitler para capturar todos los poderes del estado alemán, y acabar con la oposición política. Se puede decir que el 27 de febrero de 1933 comenzó la siniestra maquinaria nazi para consolidar su Reich de los mil años.
La sociedad civil alemana de 1933, como se ha repetido en otros escenarios en el mundo, temía el accionar comunista. La amenaza roja hizo que aceptaran abandonar la democracia representativa y permitieron que un solo hombre, Hitler, controlara por completo Alemania, perdiendo su libertad, por la seguridad que les proporcionaba. Suena actual, es lo que ha pasado en Rusia, ante la embestida del fundamentalismo checheno los rusos relegaron todo el poder en Vladímir Vladímirovich Putin. .
Después del incendio del Reichstag en 1933, el edificio sufrió graves daños y tuvo que ser restaurado. Los trabajos de restauración comenzaron en 1933 y se llevaron a cabo en varias etapas a lo largo de los años siguientes.
En 1934, después de que los nazis se hubieran asegurado firmemente el poder en Alemania, el edificio del Reichstag fue renovado y adaptado para su uso como sede del parlamento alemán. El arquitecto alemán Paul Baumgarten dirigió el proyecto de restauración, que incluyó la reconstrucción de la cúpula del Reichstag y la construcción de una nueva sala de sesiones.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio del Reichstag sufrió nuevos daños a causa de los bombardeos aliados, y la cúpula resultó gravemente dañada. Después de la guerra, el edificio se encontraba en ruinas y fue abandonado durante muchos años.
En la década de 1990, el Reichstag fue restaurado de nuevo y adaptado para su uso como sede del Bundestag, el parlamento alemán. El arquitecto británico Norman Foster fue el encargado de la renovación, que incluyó la reconstrucción de la cúpula y la adición de nuevas salas y espacios públicos.
Hoy en día, el edificio del Reichstag es uno de los monumentos más importantes de Berlín y es una visita obligada para los turistas que visitan la ciudad.