Las elecciones nacionales de 2023 en España han dejado al país en la incertidumbre política, sin que ningún partido fuera capaz de obtener el apoyo necesario para formar gobierno. El partido centro derecha, el PP, y el centro izquierda, el PSOE, son los dos partidos con más votación, el primero con poco mas de 8 millones de votos (33% del electorado), y el segundo con 7 millones 700 mil votos (31.66%), cifras que les impide alcanzar el numero de escaños requeridos, 176, en un congreso de 350 diputados que deben elegir al presidente del gobierno español.
El próximo 17 de agosto, los congresistas y senadores españoles elegidos en las elecciones de hoy deben asumir funciones. Esta en las manos, o los votos, de los nuevos congresistas elegir a un nuevo presidente, que podría recaer en el líder de PP, Alberto Núñez Feijóo, o mantener en el cargo al líder del PSOE, Pedro Sánchez, que desde junio del 2018 es presidente del gobierno español. Lo que sucederá en las próximas semanas en la política española será un juego de tronos local, con negociaciones y regateos por delante, y bajo la mesa, para alcanzar las alianzas necesarias que le permita a uno u otro partido tomar el poder. Debemos recordar que España ocupa la presidencia rotatoria del Consejo Europeo, y ha sido uno de los países que mas apoyo ha brindado a Ucrania, siendo el presidente Pedro Sánchez un activo critico de la agresión rusa en Ucrania.
Los que nos dejan los resultados de estas elecciones es que España tiene un electorado profundamente dividido ideológicamente. El ascenso del partido de extrema derecha Vox durante la campaña generó preocupación entre muchos españoles y observadores de la Unión Europea, ya que amenazaba con entrar en el gobierno, asociado al PP, por primera vez un partido considerado franquista y de ideas fundamentalistas católicas, toda una amenaza para el establishment europeo. Sin embargo, Vox ha sido el gran derrotado de estas elecciones al perder 19 escaños en el próximo congreso, debilitando las posibilidades de una coalición PP-Vox.
La novedad y lo que mantiene viva la posibilidad de que Pedro Sánchez conserve el poder es que sus aliados de la coalición Sumar, un conglomerado de partidos y movimientos de izquierda, impulsado por Yolanda Díaz, actual vicepresidenta del gobierno español, y ministra de Trabajo y Economía Social, han alcanzado los 31 escaños, un resultando sorprendente siendo su primera participación electoral.
Ahora que los partidos luchan por formar una mayoría, las posibles coaliciones siguen siendo esquivas. Una coalición PP-Vox no alcanzaría los escaños requeridos, suman 169 escaños, mientras que el PSOE y Sumar obtienen 153 escaños juntos. Lo transcendental es que la alianza PP-Vox no es visto como una alternativa por los partidos regionales, que ven en el ultra nacionalismo de Vox como una amenaza para su autonomía, estando más cerca de pactar con la coalición PSOE-Sumar.
Un claro ejemplo es el partido independentista catalán, el ERC, que aunque hace cuatro años sumo 13 diputados al congreso español, este domingo perdió 6 diputados, alcanzando solamente 7 escaños. A pesar de ello, Pedro Sánchez necesita el apoyo del ERC para sumar en Cataluña. Los otros números nacionalistas catalanes que requiere Sánchez los puede encontrar en los 7 diputados que obtuvo el partido Junts, de un viejo conocido, Carles Puigdemont, que aunque en el pasado manifestó que nunca apoyaría al PSOE hoy debe estar indeciso, cavilando sobre si su abstención puede llevar al gobierno a los ultra nacionalistas españoles.
El embrollo político de España se ha convertido en un tema recurrente desde que su sistema bipartidista se fracturó hace casi una década, cuando movimientos políticos como Unidos Podemos o Ciudadanos irrumpieron en la política española.
Mientras España se enfrenta a esta coyuntura crítica, los ciudadanos, los políticos y los observadores internacionales esperan ansiosamente el resultado de las negociaciones y la posibilidad de otra ronda de elecciones, lo que prolonga el período de incertidumbre política o limbo político.
El Autor
