A pesar de las restricciones por la pandemia del COVID-19 y la imposición de un decreto de emergencia que prohíbe las concentraciones masivas, los jóvenes activistas tailandeses continúan organizando protestas masivas en todo el país. Este movimiento a favor de la democracia liderado por estudiantes marca la primera vez en la historia moderna de Tailandia en que se ha hablado públicamente de la monarquía tailandesa de manera crítica, ya que hacerlo es un delito con pena de cárcel. La primera ola de protestas se desencadenó en febrero de 2020 por la disolución forzada de un partido de oposición que indignó e inspiró a los jóvenes a organizar acciones a favor de la democracia. A pesar del cierre de todo actividad por el COVID-19 en marzo, el terremoto juvenil continuó, y los jóvenes tailandeses se manifestaron a través del ciberespacio, para hablar sobre temas políticos, constituir redes de resistencia y lanzar protestas en línea. La segunda ola de protestas fue convocada por los lideres estudiantiles de la protesta el 18 de julio en el emblemático Monumento a la Democracia de Bangkok. Más de 2,000 manifestantes se reunieron y plantearon tres demandas, a saber, disolver el parlamento, reescribir la constitución de base militar y poner fin a la intimidación y las detenciones arbitrarias de los críticos del gobierno. Otra demanda significativa es la convocatoria de reforma de la monarquía, un tema que no solo es tabú sino también un delito penal, ya que Tailandia tiene una estricta ley de Lèse Majesté (anti-insulto real). Los estudiantes y los jóvenes activistas se hacen eco de estas demandas en diversas formas de protestas creativas en línea y fuera de línea. Por ejemplo, los manifestantes tailandeses han adoptado como símbolo de su desafío y demanda por la democracia el saludo de tres dedos inspirado en la popular serie de películas estadounidenses "
Los juegos del hambre".
El 16 de agosto, más de 20.000 personas se reunieron nuevamente en el Monumento a la Democracia en el centro de Bangkok. Fue la mayor protesta en Tailandia desde que los militares tomaron el poder en 2014. Desde entonces, las autoridades han citado a decenas de líderes estudiantiles, artistas y activistas de derechos humanos y los han amenazado con demandas por acoso, pero el movimiento de protesta liderado por estos jóvenes ha ganado apoyo en todo el país. Los defensores de la democracia de diversos sectores también han participado en varios mítines organizados por estudiantes. Además, jóvenes activistas de Hong Kong y Taiwán también han emitido declaraciones de solidaridad que reflejan la creciente influencia de la #MilkTeaAlliance, una campaña democrática impulsada por internautas que desafía a los trolls chinos. Fuente.
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