Cuando empece a atender al sector empresarial, hace ya más de 25 años, me sorprendía la cantidad de empresas que “luchaban” por sobrevivir y tarde que temprano terminaban decreciendo e incluso hasta desapareciendo.
Ahora, con toda certeza, infiero que existe comunes denominadores en empresas que sobreviven y trascienden.
Son muchos aspectos que influyen, pero todo tiene que ver, en principio, con la mentalidad del fundador. Desde hace muchos años, les hago esta pregunta a aquellos exitosos, ¿alguna vez pensaste llegar a se de este tamaño? Y la respuesta del 99% de los empresarios es no.
Pero ¿qué pasa en el camino entonces? ¿Por qué hay empresas que sobreviven y otras que prosperan?
Desde una óptica reflexiva, considero que existen tres tipos de pensadores y con esto me refiero al fundador:
Las personas que tienen y actúan con ética.
Las personas que quieren cumplir
Las personas que viven al limite de todo
¿Cuál es la diferencia entre las personas con ética y las que quieren cumplir?
La ética proviene de una motivación interna, por lo tanto la conducta está determinada por convicciones, mientras que el cumplimiento proviene de una motivación externa, así que la conducta está determinada por el temor a la consecuencia. Por otro lado la ética se enfoca en el espíritu de la ley, mientras que para los que solo quieren cumplir solo se enfocan en la conducta, por tanto terminan haciendo lo mínimo para cumplir. El enfoque de la ética es el “deber ser” mientras que en el cumplimiento el enfoque es “lo que no se debe de hacer” y es por ello que la ética es económica y garantiza el cumplimiento, mientras que el cumplimiento es más costoso, porque requiere supervisión y evidencias y además no garantiza la ética.
Entonces las personas éticas al visualizar, planear y ejecutar desde el deber ser, terminan creando empresas socialmente responsables, hacia dentro justos con sus equipos, pensando y ocupándose de aportar a la vida de sus colaboradores, no solo en lo económico por supuesto y hacia afuera, siendo integros, comprometidos con la sociedad, con el medio ambiente, con sus clientes, con sus proveedores, con sus fondeadores y cualquier socio de negocio; lo cual se convierte en un círculo virtuoso de expansión, aceptación y trascendencia.
Y los que viven al limite, pueden tener un golpe de suerte, de muchos años inclusive y subsisten por un tiempo por supuesto, pero tarde que temprano el destino los alcanza, por su falta de ética, por su desorden, por su deshonestidad con su equipo, por no cuidar a la sociedad, y con ello a sus clientes, por frecuentes multas ante los constantes incumplimientos de sus obligaciones regulatorias, por su falta de transparencia lo que repercute en limitaciones financieras, entre otros.
Sin duda que para construir empresas exitosas, se requiere mucho trabajo, esfuerzo, dedicación, enfoque, disciplina, visión, anticipación, resiliencia y no es nada fácil en un mundo tan complejo y más en un país tan corrupto como desafortunadamente es el nuestro, en donde el empresario, desde mi punto de vista, es un héroe, luchando y sorteando permanentemente las amenazas del propio sistema; pero la ética siempre, en el tiempo, genera resultados positivos e invaluables.
Así que realmente, en el tiempo, solo el que no tranza, avanza y avanza además para trascender.
