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Lunes 14 de Septiembre del 2020

¿Debería dejar de transmitir Netflix la película francesa Cuties?

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El hashtag #CancelNetflix fue tendencia Twitter en los Estados Unidos y muchos pa


Debería dejar de transmitir Netflix la película francesa Cuties

Parece un acto premeditado del gigante del streaming, una película se vende más si provoca la ira de sectores de la extrema derecha cristiana y/o musulmana, mojigata y siempre pendiente de las formas, más no del fondo. Muchos ni siquiera vieron la película, sustentaron su oposición al cartel promocional de la película, mal diseñado, donde se muestra a unas niñas en poses sexuales.

¿Fue una mala campaña promocional? ¿O lo que buscaba el departamento de marketing de Netflix? La cuestión es que la polémica ha hecho que más personas tomen atención a la cinta, que contrario a lo que indican sus detractores no es una película que use la imagen sexual de niñas, ni las erotice, sino que más bien expone este nuevo mundo en el que crecen nuestras niñas, donde pre adolescentes a través de sus celulares o tablets tienen acceso a mucho material inadecuado para ellas. Así como una condena a las redes sociales, donde una menor puede ser ridiculizada en un segundo, y multiplicar su exposición.

Cuties, es un alegato sobre las condiciones en la que crecen muchas niñas, es el caso de la protagonista, Amy, una inmigrante senegalesa en París, cuya familia musulmana le inculca la religión, y la prepara para ser esposa y madre. Hay que acotar que Amy debe padecer la tradición bígama de su país, donde los hombres pueden tener varias mujeres, así que mientras ella se prepara para competir en un concurso de grupos de baile, debe padecer la inminente llegada de su padre con su segunda esposa. Y aprender que aquello es normal, el hombre puede tener todas las mujeres que pueda mantener, mientras las mujeres dedicar su vida al hogar.

La directora de la película, Maïmouna Doucouré, quien es también de origen senegalés como el personaje de su película, ha recibido amenazas de muerte: “Recibí numerosos ataques de gente que no ha visto la película, que pensaron que realmente estaba haciendo una película que excusaba la híper-sexualización de los niños. También recibí numerosas amenazas de muerte”, explicó.

No se entiende que haya personas que consideran que una película, que pone en debate el tema de la híper-sexualización de las niñas en esta era de Internet, es más perturbarte que miles de niñas que todos los días se graban bailando de forma explícitamente sexual, en plataformas como TikTok o Instagram, y lo comparten con el mundo. Esos mismos puritanos que amenazan con cancelar su subscripción de Netflix, son quienes regalan a sus hijos Smart phones, tablets y laptops para que se entretengan mientras ellos están ausentes, y no revisan lo que ven y escuchan sus pequeños.


Si algo hay que resaltar de la película es su realismo, es una ficción, pero gráfica mejor que ninguna como crecen nuestras niñas en esta sociedad donde las redes sociales se han convertido en el eje central de sus vidas. Tienes éxito, eres popular, si te expones más. Si eres una niña de una familia disfuncional, con un celular en la mano sabes que hacer para captar la atención y el reconocimiento que no obtienes en tu hogar. 

Entran los políticos y fundamentalistas
El representante estatal de Texas Matt Schaefer, republicano, ha pedido al fiscal general del estado de Texas que investigue la película por posibles violaciones de las leyes de explotación infantil y pornografía infantil.

En Turquía, el Ministerio de la Familia pidió al Consejo Supremo de Radio y Televisión (RTÜK) exigió que la película fuera eliminada del catálogo de Netflix. Hay que recordar que el gobierno actual de Turquía tiene una línea fundamentalista.

"La pornografía juvenil es ilegal en Estados Unidos", tuiteó DeAnna Lorraine, que fuera candidata republicana al congreso de Estados Unidos por California.
 

¿Por qué deberiamos verla?

Si tienen hijos menores, deberían ver la película. La directora comento en una entrevista que se inspiró en concursos de baile que se realizaban en barrios de inmigrantes de París, y le sorprendió ver a niñas que se vestían y bailaban de forma sugerente, sin embargo, sus padres se vestían y mantenían costumbres de sus países de origen. Eran niñas que vivían inmersas en hogares tradicionalistas, pero que tenían acceso a Internet, y se identificaban con adolescentes que veían en redes sociales, adquiriendo de estas influencers sus cánones adolescentes. Aquello es lo que viven nuestros niños hoy en día, viven inmersos en un mundo muy distinto al de sus padres, y hay una brecha generacional que hace imposible la comunicación entre padres e hijos, creándoles una crisis de identidad.


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