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Martes 14 de Enero del 2020

Lo que nos jugamos el 26 de enero

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En las campa


Lo que nos jugamos el 26 de enero

Hasta hace unos años el Perú era inmune al ruido político, muchos economistas extranjeros se sorprendían que, a pesar de la beligerancia de nuestros politicos, ningún partido pusiera en duda el sistema económico peruano, y se mantuviera la economía estable. La política peruana era un equilibro de poderes que no amenazaba al otro.
 
Hasta el 2016 cuando el partido Fuerza Popular de Keiko Fujimori alcanzo la mayoría absoluta en el congreso, fueron 72 congresistas fujimoristas, en un parlamento de 130 escaños. Era un escenario soñado por cualquier empresario y economista de la escuela liberal. El poder ejecutivo y el legislativo en manos de dos partidos que no se consideraban del centro, sino de la derecha.
 
Lo que pudieron ser 3 años trabajando, ejecutivo y legislativo, por corregir algunas deficiencias del sistema, como incentivar la productividad de las empresas para mejorar las remuneraciones de sus trabajadores, cambiar el sistema corrupto de las concesiones, y sobre todo liberalizar aún más nuestra economía, que aún mantiene algunos vicios intervencionistas, se convirtieron en una guerra frontal.
 
Los más suavecitos, los que no quieren quedar mal con nadie dirán que fueron ambos, ejecutivo y legislativo, los responsables de esta confrontación. Los que piensan en el Perú y no se dejan embaucar por medias verdades, dirán lo que fue en realidad, una locomotora manejada por keiko Fujimori que intento colisionar contra un presidente bien intencionado, pero sin la malicia política que le hubiera hecho ver las reales intensiones del fujimorismo.
 
Nunca entendió Pedro Pablo Kuczynski que el fujimorismo y aprismo iban por él, que buscaban desestabilizar su gobierno. Que dos partidos politicos, el apra y el fujimorismo, no nos cansemos de repetirlo, buscaban, y consiguieron, acabar con un ministro como Saavedra, que había conseguido revolucionar la educación peruana, solo porque unos fanáticos comandados por el Cardenal Cipriani y negociantes que se hacen llamar ministros evangélicos, no querían que en las escuelas peruanas se enseñara educación sexual, o se fomentara el respeto hacia el hombre o mujer que se siente atraído por su mismo género.
 
La llamada Ideología de Género, maquinada por fuerzas oscuras, que se arrogan el nombre de cristianas, pero podrían ser consideradas satánicas porque fomentan el odio, no el amor, fue el detonante por el cual cristianos y politicos no solo acabaron con el ministro Saavedra, sino con su sucesora, Marilú Martens, que tenía la experiencia necesaria para mantener el progreso del sistema educativo peruano.
 
Con Marilú Martens cae todo el gabinete Zavala el 14 de septiembre del 2017. Seis meses después le tocaría el turno al mismo presidente. El 21 de marzo de 2018 PPK debe renunciar a raíz de un segundo intento de vacancia presidencial.
 
El arribo de Martín Vizcarra a la presidencia de la república, fue bien recibido por Keiko Fujimori y Alan García, cabezas de los partidos beligerantes con el oficialismo. Todo hacía presagiar que Vizcarra, más pragmático, con experiencia política regional, alcanzaría un acuerdo con el poder legislativo para trabajar en conjunto. Sin embargo irrumpió en la escena nacional el escándalo de los audios entre el Juez Supremo Cesar Hinostroza, los magistrados del CNM y jueces del Callao que estaban ligados a bandas de delincuentes.
 
Lo que pudo ser una oportunidad para el Perú, de limpiar el poder judicial y el ministerio público, reformar la justicia peruana, que todos sabemos está plagada de corruptos, desde el secretario que cobra por priorizar un caso, o el juez que deja libre a delincuentes, a pesar de las pruebas que le presenta la policía.
 
Mientras el presidente Vizcarra buscaba, siguiendo el clamor de los peruanos, reformar el poder judicial y de paso el sistema político peruano, el congreso busco blindar, proteger a los jueces, fiscales y magistrados comprometidos en esa red de favores.
 
Aunque los columnistas del grupo El Comercio, como Federico Salazar o Jaime de Althaus digan lo contrario, no es una confrontación de poderes, es una negativa, simple, llana, de un poder, el legislativo para permitir que los involucrados sean investigados y juzgados por el mismo poder judicial del que se aprovecharon.
 
Lo que no quiso el apra, Alianza Para el Progreso, Solidaridad Nacional, y Fuerza Popular (fujimorismo) fue permitir que se investigue a un juez como Hinostroza que menciona en un audio si quieren liberar a un violador o solo bajarle la pena (después se conocería que libero a un violador) o al doctor rock, que pedía favores para su esposa, o a Guido Aguila, quien tenía su escuelita o academia, donde se preparaban para postular al cargo de jueces y fiscales que el mismo elegía en el CNM. La corrupción no se mide en proporciones, sino en el hecho. Era el ministerio publico quien debía investigar cada caso, no el congreso creerse fiscal y juez, desestimando indicios de corrupción y librando a todos del juicio que merecía. Solo cuando fue evidente que la cabeza de la organización criminal dentro del poder judicial era Hinostroza, el congreso levanto su inmunidad de juez supremo, pero había pasado mucho tiempo y el supremo juez que repetía, como un mantra, que sus actos podían ser poco éticos y amorales, pero eran legales, escapo a España, donde espera su extradición en libertad, una nueva oportunidad para fugar de la justicia.
 
¿Primero dios y segundo la patria?
En diciembre del 2018 casi el 90% de electores peruanos ratificaron a través de un referéndum su voluntad de cambiar el sistema político y de justicia peruano. Sin embargo, entre diciembre del 2018 hasta el 30 de septiembre de 2019, el congreso boicoteo los cambios, elimino o añadió algunos elementos que desnaturalizaban las leyes. Por ejemplo, elimino el voto de los peruanos en el extranjero, no fue un error, fue un intento de hacer tantas modificaciones que convirtieran a cada ley en un Frankenstein que sería imposible al ejecutivo poner en practica antes del 2021.
 
¿Ante ese escenario alguien duda que lo mejor era cerrar el congreso y elegir a nuevos congresistas?
 
Ahora nuevamente los grupos de fanáticos liderados por Phillip Butters, José Barba Caballero o Rafael Rey vuelven con el mismo asunto con el que comenzaron a sabotear al gobierno de PPK, la amenaza de que el poder ejecutivo homosexualice a nuestros niños, que Vizcarra busca legitimar el matrimonio gay y acabar con la familia peruana.
 
Solo que Vizcarra no está en campaña ahora, y el tema de la familia primero, está siendo usado por la fanaticada de la extrema derecha cristiana contra algunos partidos. Por supuesto en el fondo esta campaña busca deslegitimar a partidos como el Partido Morado, hacerlo ver como anti familia. Y al mismo tiempo mostrar que los candidatos del fujimorismo, aprismo o de solidaridad nacional son pro familia, anti abortistas y contra el matrimonio gay.

Tres años con el mismo discurso de odio
Es de locos creer que unos fanáticos evangélicos, católicos y de extrema derecha hayan hecho tanto daño a un país que en la práctica es laico. En los últimos 3 años solo se ha discutido lo que movimientos como Con mis hijos no te metas han querido, para ello han sacado a las calles a su legión de fanáticos.

Un párrafo en la curricula nacional, un link que alguien, quizás con predeterminación, incluyo en el sitio web del ministerio de educación, son hasta ahora pequeños detalles que marcan la agenda política. Las redes están llenas de memes con imágenes de postulantes al congreso que amenazan con homosexualizar el Perú. Los troll, camuflados en avatares, siguen el mismo discurso de odio de Phillip Butters o de esos movimientos cristianos que alguna vez llenaron la vía expresa con carteles sobre el sexo anal. En esta lucha los fanáticos son tan soases como cualquier prontuariado delincuente.
 
¿Por qué tanta beligerancia contra quienes defienden que somos un país laico, y un estado en el que todos somos iguales? Sin duda es porque en la satanización de un grupo político, como el Morado, se legitima el discurso político de fujimoristas y apristas, viejos en lides electorales. SI la amenazada es la familia, el ciudadano común ya no vera en la corrupción un problema, sino en la posibilidad de que sus hijos se vuelvan homosexuales. Si, suena ridículo, primitivo, pero para los marketeros del aprismo y el fujimorismo, aquello es su tabla de salvación. Es lo que les atraerá votantes, o como decía Alan Garcia, no puede decidir una elección, pero si puede eliminar una candidatura.
 
Somos un país conservador, de gente que, aunque ya no va masivamente a la iglesia, siempre tiene la imagen del señor de los milagros en la cartera. La fe se ha vuelto para millones de peruanos en una cábala, persignarse al pasar una iglesia, bautizar a tus hijos, recibir al papa cuando llega al país, todo es parte de un ritual de fe, algo que debes hacer, aunque en verdad no crees que te resuelva la vida. Como no crees que un político cambie tu situación económica, asi que votar no es importante, solo una esperanza de que el próximo presidente o congresista hagan algo bueno y mejore la situación económica, suban los sueldos, bajen los precios de los alimentos… No somos un país de fe, ni un país politizado, sino de esperanzas.
 
Si antes la amenaza era el comunismo y el terrorismo, Aldo Mariátegui consigue notoriedad creándose un perfil de anti comunista. Hoy en día Phillip Butters se recicla y se vuelve el paladín de la familia.
 
“El Foro de Sao Paolo, la brisa boliviana-comunista, las maquinaciones de Soros. La familia es lo primero, y tenemos que defenderla” es el guion que repiten los trolls en las redes sociales. Y debajo de este discurso de odio y de miedo está el fujimorismo, el aprismo y solidaridad nacional, partidos que llevan décadas en la política, con casos probados de corrupción, ellos son los que salvaran a la familia.

Está en nosotros no ser manipulados, y abrir los ojos. No debemos cansarnos de prevenir a todos en nuestro entorno de que volver a votar por partidos corruptos es un error que ya nos costó 3 años. Que el fanatismo católico o evangélico solo oculta a mercenarios de la fe, que usan la religión para tener una vida de lujos, y no dudan en aliarse con partidos corruptos para mantener sus privilegios.


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