En un estudio que analizó datos de casi 11.000 jóvenes en Gran Bretaña, los investigadores encontraron que las niñas de 14 años eran más usuarias de las redes sociales, con dos quintas partes de ellas usándolas durante más de tres horas al día, en comparación con una quinta parte de muchachos.
El estudio estadístico confirma que las adolescentes tienen más probabilidades de estar deprimidas que los varones. Los investigadores consideran que las redes sociales pueden ser parte de la razón del problema, aunque no es el único. Las redes sociales permiten lo que hace una década era imposible, la sobre exposición de la imagen de una persona. Los adolescentes siempre han tendido a sociabilizar, buscar amigos y comienzan a experimentar nuevas experiencias.
La popularidad, el ser conocido y reconocido, los amigos, el tener una pareja es importante en el desarrollo del adolescente. Y aquello puede conllevar al stress emocional, si un adolescente no logra encajar en este nuevo mundo, en el que exponer tu belleza, tus destrezas o tus riquezas, te da más likes, volviéndote el más popular de la escuela. El adolescente que no se muestra en redes, se convierte en un NN. Los populares de la escuela ya no son el deportista, la chica más bella de la clase, sino el chico o chica que tiene su propio canal de youtube, y que se expone ante todos.
El no alcanzar el estatus de estrella de las redes sociales para un adolescente puede ser traumático. Asumir que las fotos o historias que publicas son ignoradas puede desarrollar en ellos una profunda depresión. Que no es nueva, en los colegios norteamericanos el índice de depresión en adolescentes siempre ha sido alta, mucho antes del acceso a redes sociales, pero hoy en día un comentario humillante, una foto o un video tomado para burlarse de un compañero trasciende más allá de la escuela o el vecindario, y expone el bulling del que eres objeto.
Si antes el escenario en el que se desenvolvía un adolescente estaba circunscrito al vecindario donde vivía, y al colegio, hoy son las redes sociales, literalmente el mundo entero, sin límites. Allí el peligro, no solo de estar expuesto a pedófilos, sino al escrutinio de un gran público, que no tendrá reparos en atacar a un adolescente, emitiendo adjetivos racistas, como juzgar su apariencia física, o motivar para que él o la adolescente asuman posturas de adulto. Cuando un adolescente es tratado como un adulto, puede cualquiera inducirlo a beber, fumar, consumir drogas, o mantener relaciones sexuales. Un escenario traumático, tanto para los menores como para sus padres.
Problemas de salud mental y ansiedad
Las redes es un medio al que ningún padre está preparado, aunque nos desenvolvemos en las redes, no crecimos con ellas, desconocemos los cánones que un adolescente asume como cotidiano y normal. Las redes, los juegos electrónicos, los videos online que se hacen viral, el WhatsApp, alejan a los niños y adolescentes del mundo real, se vive según los preceptos de otros, de los Influencers. Se pierde el gusto por disfrutar de las cosas simples de la vida, como un día soleado en el parque, el disfrutar un almuerzo familiar conversando de nuestra experiencia del día, el contacto amical. Ya ni siquiera el deporte parece concentrar la atención de los menores, que se muestran distantes con su entorno, pero mantienen al mismo tiempo un mayor contacto con amigos por medio de redes y el WhatsApp. Muchos padres no censuran los largos periodos en que sus hijos chatean con sus amigos e intercambian información en sus redes.
Los niños de antes tenían la necesidad de ser reconocidos por su padres y maestros, de sobresalir ante ellos. Ser el mejor deportista te hacia el ídolo de tu barrio. Hoy esa necesidad ha mutado, ya no les interesa ser el mejor hijo o alumno, ni sobresalir entre sus amigos, sino al reconocimiento de un amplio público. Lo que significa que nuestros hijos adolescentes están bajo una gran presión social, auto impuesta, de mantenerse activos y en contacto con sus amigos y gente que los sigue para no sentirse rechazados, algo que genera la ansiedad de estar conectado a las redes sociales el mayor tiempo posible, y sobre exponer sus vidas.
Algunos pedagogos consideran que en algunos niños se está desarrollando un errado culto a la personalidad, el grabarse a cada momento y publicarlo en sus redes, demuestra que el niño o adolescente tiene confianza en sí mismo, se considera una persona hermosa y perfecta. Si se graba y expone en redes continuamente se debe a que recibe buenos comentarios, lo que lo incentiva a continuar auto grabándose. El adolescente se cree una estrella, y los likes que recibe alimentan ese ego. Si el único incentivo que tiene son likes y comentarios que le dejan sus seguidores, es probable que con el tiempo crea que puede seguir los pasos de los influencers que idolatra. Personajes que exponen sus vidas privadas, que no sobresalen por sus títulos académicos, por su inteligencia o su intelecto, sino por cuestiones triviales, como su belleza, su desenvolvimiento antes cámaras, su extroversión, su vida de lujos. Es un mundo distorsionado el que los adolescentes observan a través de sus Smart Phones. El no alcanzar ese estatus, el reconocimiento público, puede desarrollar en ellos cuadros de ansiedad y depresión.
Problemas de desarrollo Cognitivo
Un estudio publicado recientemente en la revista Adicciones ofrece resultados sobre estos problemas por primera vez. En total, han sido encuestadas 1.276 personas, todas ellas residentes en España o países hispanohablantes. El estudio se ha centrado en el abuso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y los síntomas de estrés o dificultades para realizar tareas complejas, como el pensamiento abstracto, la autoconciencia y la planificación (destrezas desarrolladas en la corteza prefrontal del cerebro humano). Los resultados muestran una estrecha relación entre problemas con el uso de todos los dispositivos o recursos explorados y síntomas de mal funcionamiento prefrontal en la vida diaria, riesgo de mala salud mental y estrés percibido.
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