La trama podría resumirse asi: Un guerrillero escapa de la jungla tras la firma del Tratado de Paz colombiano, tratando de escapar de su pasado para reinsertarse en la sociedad. Pero no se trata de cualquier desmovilizado, sino de una leyenda de la guerrilla, uno de los Pisa suave, que son, en palabras del misterioso personaje Caldera, expertos en infiltración, indetectables, expertos en combate armado y explosivos... Un Rambo a la colombiana. Aunque desmovilizado y acogido a los acuerdos de paz, se ve forzado, por la necesidad económica, a trabajar con la fiscalía, que tiene en la mira a una organización criminar heterogénea, integrada por desmovilizados de las Farcs, pero también de grupos de auto defensa. Jhon Jéiver Trujillo, alias Yei Yei se infiltra en la organización criminal que hace el trabajo sucio de politicos y empresarios, como asesinatos selectivos.
La historia que narra parece común, la típica historia de un comando que regresa a la vida civil, y debe enfrentarse a un mundo nuevo y desconocido. En este caso no hay una mujer que lo espere, sino su madre, y su hijo, este nacido de un amor que tuvo el protagonista con una secuestrada estadounidense.
La historia viene bien para introducir al público en un relato post bélico, el fin de las guerrillas de las FARCS, y darnos una dimensión siempre limitada, pero suficiente, de la tragedia humana que significo el conflicto. A través de Flashbacks conocemos como Yei Yei, aun niño, es obligado a pertenecer a las FARCs, como es arrancado de las manos de su madre para hacerlo un combatiente que sirva a los intereses de la guerrilla. Esto no es una ficción, fue una realidad. Según algunas organizaciones colombianas cerca de la mitad de combatientes de los distintos grupos subversivos colombianos fueron reclutados cuando eran niños, en una edad en la que no podían decidir. Y en eso quizás esta el éxito de la serie que humaniza a esos combatientes, condenados por la sociedad, vistos como asesinos, pero que no tuvieron la oportunidad de otros niños, en definitiva, no fueron protegidos por el estado, y cayeron en las garras de un grupo subversivo que los formo para sus fines.
Thriller de infiltrados
"La serie explora esa tradición del thriller de infiltrados, personajes puestos en situaciones en las que tienen que tener una dualidad de personalidad, lo que causa estragos en el personaje. Está el mundo personal, y el de la misión. La serie funciona en esa frecuencia. Lo particular del personaje de Juan Pablo Raba es que es alguien que tiene una historia que no se puede contar en ningún otro país por las circunstancias del conflicto, la historia de un hombre que ha vivido 25 años en la selva. Ese choque entre esos dos mundos es súper marcado. El trasfondo del conflicto nos permitía acentuar ese trasfondo del infiltrado", comenta Cristian Conti creador de la serie.